19 de abril de 2012

Recuerdo

Cuánta falta me haces, papá. Te siento en todos lados, te veo en todos mis reflejos, te necesito todos los días. Pienso en ti, en lo que soñaste para este mundo, y me hiere no ser capaz aun de seguir tus pasos. Me duele que no estés para decirme como seguir, ni para darme palabras de aliento.

Cuánto te extraño, Augusta. No hay consejos como los tuyos, no hay risa que se iguale a tu risa. No hay en la vida una amiga como tu. Ciertamente, el saber que no te voy a volver a ver, es la herida más dolorosa de todas; porque la vida se te fue cuando empezabas a vivirla. Porque, como a mi, te tocó pasarlo mal. Porque pese a todo saliste a flote, quisiste ser feliz y hacer feliz a otros.

Cómo extraño ser lo que era cuando los que me faltan aun estaban a mi lado. Cuánta falta me hace respirar sin sentir ese frío en el pecho que me aprieta la garganta.

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