28 de noviembre de 2012

Hola.



Hubo una vez una Pali. Esa Pali era feliz y tenía una vida bonita en Concepción. 
Hubo una vez un Cristian. Ese Cristian era feliz y tenía una vida bonita en Arica. Y luego se vino a Concepción...

Pali y Cristian debieron haberse conocido antes, pero a decir verdad, ambos vivían parte de sus vidas en planetas paralelos. Se veían ocasionalmente, de lejos, sin darse mayor importancia. Eso, claro, hasta un inesperado-medio-planificado 28 de Noviembre del 2009. Ese día, ambos se encontraron... medio en la realidad y medio en la fantasía, pero se encontraron al fin y al cabo. El encuentro duró poco, y entre los actos de escapismo de Cristian y la frialdad de Pali, ambos pensaron que había sido un día como cualquier otro.





Pasemos por alto el día 29 de Noviembre del 2009, la búsqueda incansable de Pali en el directorio udec para dar con el escapista, y el saludo de cumpleaños atrasado. Quedémonos mejor en las mil y un conversaciones, las listas de post datas, y los coqueteos implícitos más explícitos que he visto. Quedémonos con las cosquillas en la guata, las mejillas sonrojadas, los smoothies, los frugelés. Las sorpresas, las cartas, los abrazos, los cariños. Quedémonos ahí, ¡sí! porque es ahí donde seguimos. 

Y transportémonos en el tiempo a una que otra discusión con final feliz, a los regaloneos eternos, a las siestas interminables, al ver series con kilos de comida, a los antipoemas de pantuflas y brócolis, a la filosofía, la vida, la educación, los planes, el amor.


"Si tu m' aimes, je t' aime". Sí, te amo. No sólo eso, yo te muy amo. Caleta de mucho, en todas sus formas: Te amo contenta, enojada, amurrada, estresada. Te amo con sonrisas y lágrimas. Te amo con dulzura y con brusquedad. Te amo sana y enferma -más enferma últimamente-. Te amo despierta y cuando duermo. Te amo con rudeza y también a lo jipi. Te amo dulce, salado, agraz. Te amo maniática e impulsivamente, y también te amo relajada y libremente. Te amo hipocondríaco y con todas tus NEE. Te amo en francés, inglés, alemán, aymara y hasta chino mandarín aunque no sepa. Te amo de maneras tontas e inteligentes. Te amo hoy y te quiero amar mañana. Te amo sabiendo que te amo, pero sin saber aun cuánto más puedo amarte.

Felices veintidós, feliz vida entera Cristian rey del mundo.-

21 de octubre de 2012

Ausencias

Me faltas. Me falta un abrazo más, un poco más de contención, quizás un poco más de amor real, no ese amor imaginario que se duerme en palabras que pasan como los días largos y rutinarios. 
Me falta compañia. Me falta la Augusta, me falta el Chicho. Me falta el perdón de ambos por no haber sido/estado suficiente.
Me falta la sinceridad de la gente. Me faltan sus buenas intenciones. Me falta dureza y desconfianza para no tropezar nuevamente con las mismas piedras que me botan con frecuencia.

Me falto. Porque creo que me perdí entre todo lo que me sobra que es, precisamente, que me falte tanto.

28 de septiembre de 2012

Sólo quería contarte que

Un día vamos a tener una fábrica de lácteos en el campo: nuestra especialidad va a ser el queso fresco -si, ese que no es quesillo- y la llamaremos "El Misionario". Aunque igual podríamos hacer Creme Caramel, pa que no te comai los que me regales. Así le dejamos una mini empresa como legado a nuestros hijos sims pa que en sus vidas sims tengan dinerito para poder construir quincho, piscina y casas sims gigantes como las de la Donna antes que la muerte lúgubre llegue a visitarlos... o a ser su amiga nueva. Tenemos poco tiempo eso si, porque tu envejecerás en menos de seis días, yo me paso quedando dormida para recuperar energía, y además debemos salvar a los pinguinos emperador de las gaviotas que los atacan por culpa del iceberg que los encerró. ¡Hay que apurarse! ¿Encomiéndate al krill existencialista para que nos traspase sus fuerzas!

23 de septiembre de 2012

Duda, duda, du-du, da-da-da.-

¿Ha cambiado algo realmente? Examínate, examinémosnos.

Bacán vivir con la esperanza del futuro mejor. El toque de ilusiones le da un 'no se qué' a las cosas, demás que si. Pero sigo sintiendo las promesas incumplidas, las palabras un poco vacías, las intenciones quedándose sólo en eso y la incertidumbre crece. Crece, crece mucho y a veces pienso que se me va a escapar de las manos si no lo contengo bien. Me pregunto si soy yo realmente a quien le corresponde evitar que todo salga de sus casillas.

Paciencia limítrofe. Sembrado de preguntas sin respuestas. Tripolaridad. Rutina.
Secuestro del asombro, de la sorpresa.

Para volver a repetir las mismas cosas diez veces, mejor comprarse un disco rayado. A mi ya no me hacen gracia los chistes repetidos...

1 de julio de 2012

Y la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido...

Eso.

Y las posibilidades son:
- Repliegue táctico? Un paso pa atrás y luego dos para adelante?
- Adelante nomás, con todas las fuerzas de la historia? Como dijo Sabina, "este 'adiós' no maquilla un 'hasta luego', este 'nunca' no esconde un 'ojalá'; estas cenizas no juegan con fuego, este ciego no mira para atrás"?

(Pero y si de repente el paso para atrás no es realmente hacia atrás, sino solamente un paso adelante diferente a lo habitual?)

Cierto, la vida carece de toda lógica y sentido. Quiero ser como el José y vivir en un mundo paralelo, apuesto que así todas las decisiones locas de la vida loca serían acertadas.

¡Me cargan las confusiones!

16 de junio de 2012

Chicho, te recuerdo.

Nunca me gustaron los días del padre ni de la madre. Eran como casi una obligación: Hacerles un regalo bonito, intentar despertarse temprano para prepararles desayuno a la cama, o la huevá que se me ocurriera. La verdad, se me dificultaba pensar cosas "especiales" para esas fechas, porque solía inventar o preparar momentos bonitos para el Chicho y la Mariela cada vez que podía. 
El Chicho y la Mariela fueron juntos los mejores papás que cualquier persona en el Universo pudiera pedir. Por eso a veces me arrepiento ene de haber marcado tanta distancia con mi mamá desde tan chica, porque en volá nunca se lo mereció. Y es por eso mismo que desde hace un par de años, intento recuperar a diario tanto tiempo mal aprovechado.
Sin embargo -y como esta nota no tiene el nombre de mi mamá-, siempre fui más cercana a mi papá. Y es a ti a quien te escribo, viejo, para que recordemos tu historia, que es mía y es nuestra.
Sé que fui yo tu regalona, a la que nunca jamás le faltó nada, y a la que tu mismo te empeñaste en enseñarle a luchar para que a nadie le falte en la vida. Era a mi a quien llevabas a reuniones con pobladores, pescadores artesanales y toda esa gente bonita y sacrificada a la que apoyaste con un código civil bajo el brazo, a cambio de un llenador "gracias" y un pancito amasado o pescada seca, lo que fuera su cariño. Recuerdo que, teniendo yo seis años, corrimos de la mano arrancando de un guanaco por las calles de Caleta Lo Rojas. Recuerdo que a los ocho, te ví llorar por primera vez cuando te emocionaste con un cuento que escribí de los hijos de los pescadores. Recuerdo que llegabas a la casa todos los días con un Kinder Sorpresa para Paulita y Gabrielito, y con una flor, o una tarjeta, para mamá. Recuerdo que odiabas el Mc Donalds, y que repetías incansablemente que iba contra tus principios comprar allá, pero como a cierto hermano menor le encantaban esas hamburguesas medio plásticas, cedías. Recuerdo que me llenabas de libros, y en tu cuadratura, me preguntabas sobre ellos: Una vez te mentí, y me puse a inventar la historia de uno que no me había leído; te enojaste tanto, que apagaste la radio del auto y me dejaste con una canción de Sabina a la mitad. Así aprendí a evitar los engaños. Recuerdo que te gustaba salir a pasear sin rumbo ni destino; "se hace camino al andar", decías siempre. Recuerdo que veías películas hasta muy tarde, con la única compañía de un cigarro y un café. Recuerdo que dabas millones de vueltas antes de instalarte a disfrutar una película porque te gustaba la calidad al estilo cine, y ponías esos parlantes de sonido envolvente y blablablá. Recuerdo que te comías las uñas, y con el Gabriel heredamos ese mal hábito. Recuerdo que fumabas tanto que hasta mi pijama olía a cigarro, y me caías mal por eso. Recuerdo que eras un pésimo cocinero: hubo una vez en que mi mamá salió temprano a ser vocal de mesa, se te ocurrió darnos de desayuno té con limón -esa fue la única vez en la vida que pasé hambre-. Recuerdo que cuando salíamos en auto jugábamos al autopencil/bachillerato/como-sea-que-se-llame, y que nunca en la vida pude ganarte. Recuerdo que cuando se acababan nuestros juegos, cantábamos a toda voz algunos tangos de Gardel, o uno que otro tema de Sabina. Recuerdo que hubo un tiempo que te rayaste con la Luz Casal, la Nana Mouskouri, Piero, Phil Collins la música clásica y la música instrumental de películas: Con mi hermano escondimos los cd's... y nunca los encontraste. Recuerdo que me molestabas por ser llorona (apodos como "Princesa del Lamento", "Emperatriz del Llanto", "Zarina de la Lágrima", "Reina del Sollozo" y derivados, fueron creación tuya), pero produjiste el efecto contrario. Recuerdo que me enseñaste a jugar pacman en el computador de tu oficina, y te enojaste cuando la tía Gaby me enseñó el juego de los ratoncitos porque dejé botado el pacman. Recuerdo que mis amigos te temían por tu aparente seriedad, pero nunca conocieron al hombre afable escondido tras tanta rigidez. Recuerdo que nunca me celebraste un siete en el colegio, porque repetías constantemente que el logro no estaba en la nota, sino en el proceso y en el aprendizaje. Y eso recién ahora vengo a entenderlo. Recuerdo que me enseñaste a ser perfeccionista, minuciosa y responsable con el ejemplo. 
Recuerdo que te cargaban los tallarines porque te empachaste con ellos de pequeño. Recuerdo que nunca en la vida te ví curado (y de hecho, sólo una vez terminaste en ese estado. Fue como a los 18, solías contarlo). Recuerdo que cuando habían partidos de Chile, comíamos completos o pichanga y tu llegabas antes del trabajo. Recuerdo que inventabas chistes tan fomes, que me burlaba de ti por eso. Recuerdo que odiabas con el alma los relojes, y más aún los celulares, porque odiabas que controlaran tu tiempo. Recuerdo que hablar de Promas te llenaba de orgullo. Recuerdo que cuando hiciste clases en la U sufrías aprendiendo a planificar porque mi mamá era muy apurona para enseñarte. Recuerdo que ese fue el tiempo en que te ví más feliz. Recuerdo que te veías cabizbajo cuando aprobaron la Reforma Procesal Penal; y fue tanto tu enojo, que agarraste esa figura de hierro que tenías de "La Justicia" y me llevaste a un cerro donde la enterramos de cabeza. Desde ese día dejaste de ejercer de la forma tradicional. Recuerdo tu impaciencia, tu capacidad de hacer diez cosas a la vez, y tu constante búsqueda del saber. Siempre quise ser un poquito como tú. Me enseñaste además a volar, a vivir de grandes ideas, por y para mis sueños.
También recuerdo que no estabas de acuerdo con lo que decidí estudiar, pero nunca dejé de sentir tu apoyo. Recuerdo que conversábamos de la vida, de política, de educación, de salud, de filosofía y de cine de forma tan pasional que nos hacíamos enojar. A veces coincidíamos, otras no tanto. Así aprendí de tolerancia y respeto.
 Recuerdo que bailabas re bien y que querías aprender a bailar cueca. Esa es la primera promesa que quedó inconclusa. Recuerdo que te dije que daría siempre lo mejor de mi en todo lo que me propusiera, y esa es una promesa cumplida a medias. Si estuvieras acá, me habrías sermoneado por ello. 
Recuerdo que te prometí no dejarme derribar nunca, y a veces siento que te fallo con eso. 
Recuerdo que amabas la vida de tanto odiarla -"el mundo fue y será una porquería, ya lo se"-. Vi como la vida te fue curtiendo de a poco, y bajándote un poco la moral. Pero nunca te hizo perder la esperanza, y fue eso lo que en todo momento trataste de transmitirme. 

Recuerdo haberte dicho innumerables te quiero y muchos te amo. Sigo sintiendo que no fueron suficientes. También recuerdo que me traspasaste tu no-gusto por las flores, y me siento la peor traidora de la vida cada vez que te llevo un ramo de flores al cementerio.



"La gente no muere hasta que se le olvida", me dijiste días antes de partir para siempre. Quiero que sepas que tu nunca vas a morir en mi corazón.
"Nunca quise que vieras a este roble caer", te escuché decir casi al final. Quiero que sepas que fuiste el roble más bonito del mundo, y que no caíste, porque yo te ví siempre fuerte y poderoso.
"Hay cosas que vas a descubrir después, que te harán pensar que la vida es dura. Tienes que aprender a vivir con ellas, superarlas y seguir firme, siempre." Quiero que sepas que voy aprendiendo, y no me voy a dar por vencida porque no quiero una tercera promesa incumplida.

Sobre lo que nunca dijiste, sobre las heridas que aparecieron a lo largo del camino nuevo que nos quedó para transitar... sobre eso, quiero que sepas que te perdoné, que no puedo tapar el sol con un dedo, y que me siento más en paz después de una larga guerra interna. Quiero decirte que, por sobre todas las cosas, no hay persona en la Tierra que pueda reemplazarte porque fuiste y serás el mejor papá que una Pali pueda querer. Fuiste mi ejemplo en el pasado, lo eres hoy y lo serás mañana. No he dejado de sentirme orgullosa de ti ni por un segundo. 


También debo decir que no quiero ni necesito otra figura paterna en mi vida, y que no busco en nadie un símil con mi papá. 

PD: Mami, a ti también te amo.

12 de junio de 2012

Sha se pudrió todo.-

Lo dije, lo digo, lo pienso, lo repito. Lo diré mañana, pasado mañana, el otro mes, quizás el otro año igual. Tengo que dejar de creer ciertos cuentos, tengo que dejar de apostar mis fichas a juegos que fueron creados para hacerte perder. Tengo que sacarme de la espalda mochilas que no me pertenecen. Tengo que dejar de responsabilizarme de podredumbres ajenas, para evitar podrirme yo. Tengo que dejar el idealismo que raya en la utopía.

Paula Sandoval, ya diste ese paso hacia atrás. ¿Cuándo cresta pensai dar dos para adelante?

10 de junio de 2012

La meta.

Y de repente se me hizo total y completamente necesario tirarme de cabeza a un pozo ciego, inundarme de emociones, pensamientos y proyecciones hostiles, bañarme de llantos y ahogarme con cuestionamientos infructíferos. Tocar fondo, en otras palabras. 
Fue en ese momento cuando un grupo de gente bonita apareció allá, arriba, desde donde me lancé. Me miraron, me dieron ánimo, y me tiraron una soga. Pero no tiraron de ella, porque lo importante era aprender a subirla sola. Para subir una cuerda hay que tener fuerza, y yo siempre supe que la tenía. Pero era hora de dejar la mochila cargada abajo, porque es inhumano cargarla sobre los hombros y torturarte con algo que no quieres. Total, durante la caída libre me enfrenté a todo lo que me hacía sufrir. El primer paso es ponerse de pie, y luego respiras hondo. Lo más difícil ya pasó; cambié el peso de esa mochila por un relicario que colgué de mi cuello. En él guardo todos los lindos momentos, todo lo que aprendí de todos los que se fueron para no volver. Es probable que en el ciclo de mi vida todos aquellos ya hayan cumplido su objetivo, y es por ello que ya no están. Acá me ven, subiendo por esa cuerda, pozo arriba, con todas las fuerzas de la historia. 
Y cada vez que quiera contarle un secreto a la Augusta, esperar una sabia respuesta de mi papá, o que se yo, me va a bastar solamente con pensarlo, porque en mi mente y corazón están a sólo un segundo de distancia; reflejarlos en un pensamiento y esperar que aparezcan en mis sueños, de los que jamás se han ido. 


Estos pasos hacia adelante son por ustedes y por mi. Por mi y por los que siguen acá. 






PD: Siempre es más fácil aprender a desprenderse de lo físico cuando sabes que no se "está" más. Claramente cuesta un poco extra desprenderse de los que siguen "estando", pero no para uno. Esa es mi meta número dos, establecer el límite que rompe el paradigma del deber. (A veces odio el exceso de preocupación)

28 de mayo de 2012

El- Porque.-

El sufrimiento sólo viene cuando buscas evitarlo.
El sufrimiento es optativo.
El sufrimiento es necesario.
El sufrimiento vino para quedarse un rato, pero se va a ir porque no estoy dispuesta a mantenerlo conmigo por mucho tiempo.
El sufrimiento, cuando se vaya, no volverá por los mismos motivos de la última vez.

Porque la vida se vive pa´ adelante.
Porque la vida fue hecha a colores, y tengo muchas cajas de crayones.
Porque cuando la viste negra y pensaste que se te iría, una estrella te la devolvió.
Porque la vida es una escuela a la antigua, con profes medios castigadores, pero puta que aprendes.
Porque nací sin alas, pero pude construirlas; nací sin saber, pero junté todas las experiencias; nací teniendo nada más que esperanza, y no la he perdido nunca; porque me tengo fe y sé lo que soy y puedo hacer.
Porque decidí no condicionarme a nada ni nadie. Porque, en resumen, MI vida la moldeo YO. 


Avanzar sin miedo. Ni un paso atrás.

10 de mayo de 2012

Despegar.

Los doctores, una profesora, varias compañeras y algunos amigos me han dicho que quizás el factor emocional es un gatillante de situaciones como las que me toca vivir en estos momentos. Sí, yo creo que es cierto, porque el cuerpo somatiza ene cuestiones. Y seamos honestos, yo tenía rabia guardada desde que se murió mi papá. Era como rabia contra la vida, porque es injusta. Pasan los meses, y uno aprende a sonreir por inercia, más que por sentimiento. Luego, de a poco, te das cuenta que la vida sigue y los que se atesoran son los recuerdos bonitos. Entonces, te empeñas por hacer que los buenos momentos sean muchos, y así vas aprendiendo a sobrellevar la rabia/pena guardada. Luego, cuando pareciera que estás ad portas de un amanecer nuevo, la vida vuelve a sorprenderte con sus injusticias, y te vuelves a enojar con la vida, con lo-que-sea que produce esto, contra la nada incluso. Y así una y otra vez, hasta que ya no es por otros que sufres, sino que es por uno mismo. Es esa la rotura de esquemas que te hace tambalear, caer, girar en círculos, quedar a la deriva. Luego, sales de la burbuja del "yo", como individuo, para cuestionar, dentro de las opciones, cómo se vienen los tiempos futuros; y es ahí cuando te das cuenta que no puedes ceder, que tienes que luchar porque  tienes una mamá y un hermano que no se merecen más pérdidas, que tu vida vale más de lo que siempre le asignaste como valor. Que realmente quieres vivir y soñar un futuro, y que para eso hay que luchar. Decides entonces recoger las lágrimas, la fragilidad, el miedo, la incertidumbre, el dolor, y meterlas a un saco para convertirlas en fuerza, energía, ánimo, esperanza y alegría. Tomar toda esa rabia y liberarla con letras, con bailes, con risas fuertes, no con más rabia. 


Hoy creo que dí ese paso; hoy quizás soy una niña-mujer distinta a la de hace una semana atrás. Lo soy porque decido serlo. Decido ser más mujer que niña, decido ser más fuerte aunque la vida me ponga paredes, decido dejar que la rabia se vaya, decido tomar la vida que me queda -sea poca o mucha- y hacerla plena. Decido creer que de entre tres malas opciones, me va a tocar la de carga más ligera, más llevadera; la que me dé más tiempo. Decido confiar en mí y en mis cercanos a ojos cerrados, pero por sobre todo, decido creer que el viento va a estar a mi favor, y voy a salir de esta como salí de otras antes. 
Decido pelearla con todo, y hasta la victoria siempre.


PD: Gracias, realmente muchas gracias a todas esas personitas que rezan/oran para que esta pesadilla se acabe. Gracias por hacerme sentir que vale la pena dar esta batalla. Infinitas gracias por demostrarme tanto cariño y comprensión. Gracias eternas por no dejarme sola, y por mantenerme de pie, firme y con la vista en alto. Gracias por los abrazos, las sonrisas y las palabras bonitas que son mucho más que palabras. Pero por sobre todo, gracias por ser ustedes, y por permitirme volar cuando me vi sin alas.

8 de mayo de 2012

A veces...

... la vida es realmente un misterio. A veces, preguntarse los cómo, los por qué, los cuándo es una completa falta de tiempo. Quizás se trate sólo de energías que fluyen. Quizás es necesario que muera gente para que nazcan otros. Tal vez se necesite que gente se enferme para que otros se sanen; quizás todo el misterio está en mantener el equilibrio. 
O quizás... quizás todo esto sea como una mala jugada del destino. Supongo que alguna lección tendré que sacar de acá. Y espero que sea la última vez que la vida me da lecciones tan duras. Estoy convencida que puedo aprender por las buenas.

30 de abril de 2012

No vale la pena...

... cuestionarse aquello que no requiere mayor análisis, y evadir los cuestionamientos de lo realmente importante.
Eso.

28 de abril de 2012

Valentía, parte dos.-

Y tal vez la lección se trate de saber dirigir mis energías a las batallas que realmente valgan la pena luchar. Hoy, hay un nuevo vacío, uno del que tampoco puedo sentirme culpable. Me queda esperar que todo decante, me queda esperar que las heridas se cierren, me queda luchar por mí, para no perderme en pozos sin fondo. Me queda la tranquilidad de haberlo intentado, de haber sido valiente para actuar como mi corazón dictaba. Me queda levantarme, alzar la mirada y sentir, realmente sentir, que algo mejor está esperándome a la vuelta de la esquina.


Dejo que se apague 
todo lo que me hace mal
¡no miro atrás!
y si algo queda,
lo revivo
y lo vuelvo a enterrar...




(Canción de mierda, para de sonar en la tele a cada rato, erís lo peor!)

25 de abril de 2012

Valentía

En conclusión, hoy pienso que hay situaciones que requieren valentía: Levantarse después de caer, perdonar, solucionar, confiar. Sin embargo, nada es más valiente que soñar. 
Para mi soñar es vivir en la incertidumbre, confiando en que todo va a estar bien. Soñar es poder volar sin miedo a caer. Soñar es desear la felicidad; y para que el deseo se haga real, se requiere que seamos valientes: que tomemos la oportunidad y volemos portándola.

Hoy alguien dijo: "si de verdad quieres algo -o a alguien-, debes dejarlo ir... es hora de ser valiente". Pero me pregunto ¿es valiente esperar la derrota? ¿de verdad es más valiente quien se asume perdedor que quien apuesta a la victoria? 

También me hablaron de lo correcto y de lo incorrecto hoy. De lo que es sano y de lo que no. Yo creo que eso es pura metafísica, porque puede que lo correcto sea dañino, y con eso se volvería incorrecto. Asimismo, lo sano puede ser incorrecto; entonces se convierte en lo opuesto. 
Lo correcto se relaciona con el ser consecuente; y el ser consecuente se contradice con la vida misma.

Sumando y sacando cuentas, al final todo lleva a la clásica disputa cerebro v/s corazón, o dicho de otra forma, razón versus emoción. 
Todo el mundo sigue la misma lógica: 
*razón = hacer lo correcto = velar por lo sano, 
y  por ende: 
*emoción = hacer lo incorrecto (o equivocarse; aunque para mí es más bien tomar el riesgo) = hacerse daño o sufrir.

Yo creo que el cerebro es demasiado cuadrado, es mucha estructura y poca improvisación. Atinado, pero infeliz porque no aprende nunca de la experiencia (pues carece de ella). Me siento todo lo contrario, o al menos aspiro a ello.



"Tu corazón es fuerte, ten el valor de hacerle caso", es lo que piensa mi mamá. Estoy segura que es, por lejos, lo más racional, sano y correcto que puedo hacer por mi misma. (¿Aunque sepa que voy a la derrota? Sí, aunque eso lo tenga más que claro, porque no quiero dejar de apostarle a la victoria; eso sería traicionarme sola.)


Hora de decir todo lo que tengo para decir.-

19 de abril de 2012

Recuerdo

Cuánta falta me haces, papá. Te siento en todos lados, te veo en todos mis reflejos, te necesito todos los días. Pienso en ti, en lo que soñaste para este mundo, y me hiere no ser capaz aun de seguir tus pasos. Me duele que no estés para decirme como seguir, ni para darme palabras de aliento.

Cuánto te extraño, Augusta. No hay consejos como los tuyos, no hay risa que se iguale a tu risa. No hay en la vida una amiga como tu. Ciertamente, el saber que no te voy a volver a ver, es la herida más dolorosa de todas; porque la vida se te fue cuando empezabas a vivirla. Porque, como a mi, te tocó pasarlo mal. Porque pese a todo saliste a flote, quisiste ser feliz y hacer feliz a otros.

Cómo extraño ser lo que era cuando los que me faltan aun estaban a mi lado. Cuánta falta me hace respirar sin sentir ese frío en el pecho que me aprieta la garganta.

24 de marzo de 2012

Ausencias

Pasar por crisis existenciales es re normal. También es re normal andar más sensible, amurrarse con facilidad, o enojarse por diez segundos. O sea, cuando eres una Pali, todo eso es normal porque es parte de lo que eres. Lo poco convencional es que sea permanente.

Y de ahí que deriva todo; de ese malestar continuo, agobiante, derivado de tantas cosas que se suman y generan un caos monumental en mi cabeza. Varían los tintes, pero permanece la sensación.

Es que en el fondo, siento varios vacíos, varias dudas, varias decepciones. Siento que remo sola contra un mundo cada día más feo, más injusto, menos amable. Siento que no estoy preparada para realizar el gran cambio que me gustaría hacer, y de ahí deriva un miedo al futuro lejano, y un pavor horrendo al futuro inmediato. No quiero ir a pasantía porque me da terror enfrentarme con la realidad de una escuela donde la integración -en la que nunca he confiado- funciona peor que en mis pesadillas. No quiero seguir viendo como mi mamá tiene que aguantar millones de injusticias en la pega; no quiero ver a esa gente ni quiero ver como destruyen lo más bonito que dejó mi papá para la gente. Tampoco quiero seguir rodeada de personas que son como gomeros en el jardín del universo, porque no quiero terminar siendo como ellos. No quiero que cadenas de mierda del mundo exterior me amarren las manos, ni quiero despertar todas las mañanas con ganas de dormir y esperar que el mal sueño termine pronto. No quiero sonreír forzadamente nunca más.

No quiero volver a sentir que me estoy ahogando entre los mismos de siempre. No quiero que estén -pero no estén-, porque la presencia física no llena los vacíos tremendos que me quedaron y que no voy a recuperar nunca. No quiero caer en la rutina de hacer siempre las mismas cosas y con las mismas personas. No quiero repetir cincuenta veces discursos idénticos, porque eso me lleva a reventar con las personas que me importan. No quiero que el vaso siga llenándose de cosas no resueltas, porque ese peso extra es el que explota en la cara de todos los que aportan un poquito -aunque en mínima medida- a rebasarlo.

¿Qué quiero? Quiero que mi mar vuelva a estar en calma. Quiero más Augustas como MI Augusta; quiero más papás como MI papá. Quiero volver a sentir que soy libre y puedo volar. Quiero volver a sentir la contención que hace como un año y medio no he vuelto a tener. Quiero que en verdad me abracen fuerte y me hagan sentir todo lo anterior, porque eso es lo que necesito.

No puedo intentar luchar con el exterior si no logro vencer a los gigantes de mi cabeza. No puedo ayudar al rumbo de nadie si no soy capaz de levantarme entera otra vez para tomar mi rumbo propio. No puedo, de verdad no puedo, alzar las manos si me pesan tanto.





Ah, también quiero que el ojo izquierdo me deje de arder.

1 de marzo de 2012

Trámites

28 de Febrero de 2012. Suena el teléfono de mi casa; corro a contestarlo. Una señorita -Cecilia- me dice amablemente que tengo plazo hasta el 1 de Marzo para "regularizar mi situación financiera con la Universidad". Ná que ver -pienso-, si son ellos los que tienen ese desorden.

Eso que llamé "ese desorden" se explica así: Cuando entré a la U, no recibí ninguna maldita beca. Sin embargo, caí como una mariposa drogada en las redes del crédito. Total, supuse, cuando me titule lo pago; re barsa hacer pagar a mis viejos tanta plata de arancel. Igual el crédito me cubre una cagá... como 40 lucas de 139 y fracción que es el total. Entonces, mi papá firmó como mi aval.
Cuando se murió, me enteré que había un seguro de la U que se iba a encargar de cubrir todo el porcentaje de arancel que se pagaba en efectivo. Recuerdo que mi vieja dijo "al menos vas a poder terminar de estudiar. Esta es la primera vez que tenemos suerte en algo relacionado con plata".
Hice todos los trámites, que no fueron pocos, y a mediados de Diciembre ya tenía todo lo del seguro listo; declaración notarial incluida. Parece que hasta la cuenta de teléfono me pidieron.
Empezando el 2011, me seguían llegando las cobranzas, aunque ya había pagado la matrícula de ese año. Vez que iba al edificio Virginio Gomez, me decían "no, si está todo bien, tiene que ser un problema de actualización del sistema nomás".

1 de Marzo de 2012. Tras casi un año de "problemas de actualización del sistema", hoy era el último plazo para arreglar esa ensalada de platas y supuestas deudas. Llegué temprano, como a las nueve y media, al mesón central del Virginio.

- Yo: (después de esperar como 10 minutos) Hola, necesito saber donde puedo preguntar respecto a...
- Secretaria: Platas en la Dafe, Créditos en la Dafe.
- Yo: No, es que cada vez que voy para allá me responden lo mismo y no me sirv...
- Secretaria: En segundo piso las situaciones especiales.

En el segundo piso, me dijeron el ya memorizado "está todo bien, tienes que pagar la matrícula y esperar que se actualice el sistema". Más encima la señora me miró feo porque le pregunté si podía hablar con alguien más para recibir una segunda opinión... que en realidad ya vendría siendo como la trigésima. Y me dijo: "quizás en la dafe te respondan".

Bajé para ir, de mala gana, a la División de Asuntos Financieros. La respuesta fue variada. La señorita número uno me dijo lo mismo que las señoritas número dos y tres: "no sabría como responderle eso". La señorita número cuatro me volvió a hablar de la actualización de sistema. (¡Maldito sistema!). El señor número cinco me explicó por qué demoraba tanto en actualizar el sistema. La señorita número siete me dijo que no tenía idea, pero que quizás las asistentes sociales que estaban atendiendo en la Casa del Deporte podrían ayudarme. Así que me brillaron los ojos dos segundos y en seguida corrí para allá. Sí, corrí. Es el efecto de la desesperación, supongo.

Las asistentes sociales ¡POR FIN! escucharon el problema completo, y menos mal, porque hice fila como una hora. Revisaron y ¡paf! ¡sorpresa! Alguien no digitalizó la formalización de uso del seguro. Como lo imaginé, todo esto nunca fue culpa mía. Mejor aún, el seguro cubre el pago de matrícula (que iba a pagar; suerte que las caas estaban tan llenas que preferí salir de este otro entuerto primero). Y me enteré que todo tenía solución. Un agrado saberlo después de un mes completo estresándome cada vez que entraba al info y veía los antecedentes financieros con una deuda de casi ochocientas lucas, con la presión de los mensajes en el webmail que decían amablemente que si no saldaba la deuda previa no podría matricularme. Me pidieron un certificado de defunción -que tuve que volver a buscar a Coronel- y cuando re aparecí en la Universidad me dijeron que esperara un pronto llamado en que esperaban avisarme que ya habían borrado la falsa deuda. Me pidieron disculpas y todo eso. Buena onda.

Ahora, independiente de que ya no debo nada (salvo el excedente del crédito que espero no morir pagando) me sigo preguntando por qué cresta tenemos que pagar. Me pregunto qué pasará con la gente que es menos hinchapelotas que yo, con la gente que se deja pasar a llevar y a la que terminan asaltando sin descaro algunos ejecutivos de esta banca llamada UdeC. Me pregunto porqué nos hacen responsables de errores que no cometemos, y porque debemos esperar tener un poquito de suerte para que entre los muchos profesionales que nos atienden nos toque justo el que tenga más ética laboral. Me da pena pensar que se tuvo que morir mi papá para que recién -y sólo porque fui tremendamente insistente- me permitan estudiar 'gratis'. Me pregunto donde quedó la justicia, donde quedó la equidad, donde quedó la honestidad, en qué lugar se perdió la solidaridad. Pero por sobre todo, necesito explicarme donde se fueron las buenas intenciones.

5 de febrero de 2012

Autoconsejos -que también son consejos para el mundo-

En el mundo hay un millar de gente. De entre la masa, rescatas a una persona. A esa persona la acoges, le das cariño, le cuentas tu vida. Basta reciprocidad y ¡paf! amistad. Te vuelves parte de la otra persona, de su vida. Construyen una juntos, sin dejar de tener cada uno un mundo propio. Y ¡paf! linda amistad, una que se entiende como la relación ideal. Hasta que una de las partes que bailan este tango confunde las cosas, porque en ese momento ¡paf! se va todo a la cresta.

Daño para acá, daño para allá. Dolor por aquí y por acá. Heridas quedan. Y ¡paf! no se van nunca. Porque te quiero de una forma que no eres capaz de quererme tu, porque se sufre con la pérdida de eso tan bonito, porque te hacen llorar. Pero ¡paf!, es lindo vivir con la ilusión de que todo volverá a ser como antes, imaginar que se puede mantener el vínculo tal cual como antes de sincerarse. Es más fácil esperar que eso pase. Siempre lo es.

Hasta que ¡paf! la realidad te enseña otra cosa. Y de repente, descubres que en realidad es egoísta querer que el amigo que te ama siga siendo sólo tu amigo; tan egoísta como preferir ser amigos antes que no ser nada. Porque desde el momento que lo pensai, todo se va a la chucha. ¡Paf! de nuevo, tenís una amistad dañina. Una amistad que amas tener, pero que no es sincera. Un amigo al que adoras con la vida, pero a quien ni siquiera podís contarle que te gusta alguien "x" porque sabes que con eso le haces mierda el corazón. Mucho menos vai a contarle de tu pololo, o lo bien o mal que eventualmente podís estar con esa otra persona, porque tenís mientras al amigo sufriente llorando en su interior.

El amor es de esas pocas cosas en la vida que no se van nunca; porque hay para todos los tipos una forma especial invariable-como el amor por tus papás, por ejemplo; o el amor de pareja, o el amor de amigos, etc.-, y esas formas, salvo que sean mutuas y vayan evolucionando de parte de ambos, no cambian para determinadas personas. Me explico: Hay amores que son más "profundos" que otros, en tanto envuelven a otro tipo de amor. El amor de pareja está un peldaño más arriba que el amor de amigos, porque tu pareja debe ser además tu amigo. Cuando subes un peldaño, no puedes bajarlo. Por eso es tan penca el amor no correspondido.

Mi modo de entender el amor dice que eso de que "el amor duele" es mentira, salvo que esa persona a la que amas se muera, o si sabes que esa persona sufre por causas que no son tú. Si el amor te hace sufrir, entonces no es amor. En este tipo de amistades, una de las partes sufre directamente, y la otra de forma indirecta. Y todo el dolor que se provoca, no se sana ni se supera.

En conclusión, me siento la peor persona del mundo día por medio, porque estoy siendo egoísta intentando retener a un amigo que sé que sufre. Me siento la peor porque en el fondo de mi corazón, creo que no ha superado el enredo de amores que se provocó conmigo. Me siento la peor también porque he vetado a mi amigo el contarle una parte fundamental de mi vida, de mis alegrías y de mis amurramientos.
Se supone que a los amigos, si en verdad los amas -como amigos- no los haces sufrir; mucho menos desconfías de ellos, y claramente no los dejas fuera de tu vida.

También siento tener al peor amigo del mundo por confundir sus sentimientos. Siento que es el peor por mentirme y por mentirse a si mismo; siento que es el más egoísta porque no quiere alejarse sabiendo que sufrimos ambos. Siento que es el peor, por no ser realmente parte de mi vida.

Me recuerda una canción, que dice "de lo crudo a lo cocido hay una larga diferencia y cocinar término medio no es ninguna ciencia". O somos amigos -que de verdad se aman como amigos- o simplemente no lo somos.


Y entonces, pienso ¿qué chucha hice? ¿cuándo se acaba el autoengaño? ¿cuándo tendré el coraje de tomar una decisión? Y ¡paf! crisis. Tengo un mes, y sólo uno, para pensarlo y definirme. Heridas de una amistad así repercuten en mi todo. Ya fue suficiente; quiero ser y estar plena de una buena vez.



(Sí, este es un tremendo palo para mí y para quien es la otra parte de esta triste historia de final dilatado... pero sé que hay -cerca, y al mismo tiempo lejos- otros alguien que deberían ponerse a pensar esto mismo.)

30 de enero de 2012

Saberes (nombre alternativo: the best)

- Saber que si te propusieras ser un robot, lo serías.
- Saber que podís ser la mejor, pero no encontrarle la gracia a serlo entre pura gente que ni siquiera aspira esa meta.
- Saber que es re fácil engañar a la gente con palabras bonitas -y no siempre bien usadas-, pero negarse rotundamente a caer en ese juego.
- Saber que el mundo está tan lleno de gente que no se propone metas, y decepcionarte de la humanidad por eso.
- Saber que si te pones las pilas - pero en serio-, superas tus propios límites.
- Saber que te tienen menos confianza de la que te merecís.
- Saber que de quienes esperai más votos de confianza es de quienes menos los recibes, y viceversa.
- Saber que los silencios NO otorgan, y que los vacíos no se llenan solos.
- Saber que necesitas apoyo con más frecuencia de lo que crees, pero si no la pides, no recibes nada.
- Saber que todo lo que puedes considerar como "trancas" en tu vida, fue el resultado de palabras que te hicieron daño.
- Saber que te hace tanta falta la gente que ya no está, pero no atreverse a flaquear para no decepcionarlos, donde sea que se hayan ido.
- Saber que los castillos que adornan tu mente dejarán ser de arena y se convertirán en realidad si haces bien las cosas, pero sufrir cada vez que otros te bajan de esa nube que aspira a ser real -porque claro, es como si a los castillitos les llegara una bomba-.
- Saber que muchos pueden decir "te entiendo", pero en realidad pocos pueden sentirlo de verdad.
- Saber que sabes hartas cosas; saber también que te falta mucho por saber. Saber que te gusta aumentar lo que sabes, porque son saberes que sabrás usar algún día.
- Saber que nunca sabrás todo, pero al menos lo intentarás.
- Saber que no te rindes, que ni a balazos te pueden abatir. Porque sabes que sabrás salir siempre airosa.
- Saber que el mundo es cada día menos bonito; saber que las personas son las culpables. Saber que no pierdes la esperanza de un futuro con personas diferentes, que vuelvan a hacerlo el lugar perfectamente imperfecto que esperas.

Saber que... si eso ocurre, es probable que no alcances a verlo.



(Saber... que si te propusieras amar y ser feliz, lo harías también.)