3 de febrero de 2011

Irrelevancias

Me gusta comer el manjar con cuchara y la leche en polvo del mismo modo.
Vuelo cada vez que escucho Prepárame la cena, de Calle 13.
Tengo al menos 3 buenas ideas para mi tesis de pregrado.
Acostumbro llevar moretones, es como mi no-moda inherente.
Me intriga saber si puedo encontrar un mapa ultra secreto uniendo mis lunares.
Nueve de cada diez cosas que pienso, son sueños.
Disfruto viendo cuando los planes malévolos de las personas malévolas salen mal.
Mis gustos son extremadamente amplios... y no voy a aclarar lo que eso significa.
Siempre he creído que me voy a morir joven.
Cada vez que escucho o veo una injusticia, mueren cinco Palineuronas. Pregúntese usted como sigo viva...
Suelen pasarme cosas extrañas y poco comunes, y me agrada un tanto.
En mi cabeza hay canciones sonando continuamente.
Mis ojos lloran con frecuencia a causa del sol.
No me gustan las flores.
Sólo moriré tranquila si consigo armar una escuela inclusiva.
Hablo hasta dormida, soy medio sonámbula y a veces duermo con los ojos semiabiertos.
Por temporadas, soy un imán de mala suerte.
Tengo antecedentes genéticos de cáncer, diabetes, lupus, alzheimer, y un par de enfermedades desconocidas de alta complejidad.
No me interesa el matrimonio, pero no puedo asegurar que sea así toda mi vida.
Prefiero adoptar un hijo/a que tener uno propio.
Encuentro belleza en todas partes.
Dicen que tengo cara de conejogatohurónmapacheratón. Yo creo que es sólo un poco cierto.
No tengo mascotas porque demostré que no soy capaz de cuidar ni siquiera de mí misma.
Mis manos son pequeñas, mis pies son pequeños, mis pechugas son -muy- pequeñas, mi cintura es pequeña... y mi nombre significa "pequeña" en latín. Mala onda.
Quiero plantar un sauce y un canelo en mi patio.
Soy lenta. Muy lenta. Mi lentitud estresa a la gente.
Con frecuencia doy muchas vueltas antes de llegar a un lugar; es inercia, simplemente.
Me gusta hacer clownning porque me transporto de ese modo a un universo paralelo.
El sol me tiene mala; ataca sin piedad mi piel todos los veranos.
Soy obsesivo-compulsiva con los buenos libros de suspenso.
Tengo un nivel de autoexigencia que asombra a mi familia, no sé porqué.
Cuando estoy muy concentrada, me como las uñas. Todos lo dicen, pero yo nunca me he percatado, lo que me lleva a creer que es totalmente cierto.
Mi mente es un cúmulo de teorías totalmente carentes de importancia.
Últimamente, no encuentro nada más entretenido que ver dormir a mi mamá.
Todo lo que me falta de fuerza física creo tenerlo de fortaleza mental.
Me quiero mucho.
Creo que no podría vivir sin chocolates.
Dicen que soy, físicamente, la fiel copia de mi mamá a los veinte.
También dicen que soy una versión femenina del carácter de mi papá.
El tango me estremece; escucharlo, bailarlo -o ver a otros bailar-, cantarlo, meditarlo...
Tengo el cabello de un color indefinido, que es el mismo de mis ojos.
Soy zurda, pero tengo derechos. Ja. (Y me gusta ser minoría).
Tengo facilidad para expresarme por escrito, pero a veces al hablar se me traban las palabras porque mi mente procesa más ideas de las que mi lengua es capaz de transmitir.
Mis ocurrencias más brillantes siempre aparecen en los momentos menos adecuados.
Le sonrío a la luna llena sin razón alguna.
Cuando necesito sentirme mejor, voy a caminar por la playa o a sentarme en los pastos del Parque J.A.
Me gusta arrugar la nariz y estirar la boca.
Siempre tengo ganas de gritarle a las personas que se quejan por todo y no buscan soluciones.
Me derrite el inglés con acento británico.
No le temo al fracaso, le temo a no ser capaz de superarlo.
En ocasiones hago míos los problemas ajenos y me complico la existencia innecesariamente.
Siempre he sido el centro de atención tanto en mi familia paterna como en la materna. Como crecí siendo una especie de niña ejemplar, tuve poco entrenamiento en lidiar con situaciones conflictivas.
Tengo mis pifias tan asumidas como mis virtudes. Y sin esas varias-muchas imperfecciones, simplemente no sería yo.

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